Una cocina sin estilo definido… que lo tiene todo
Donde otros ven un plano, nosotros vemos posibilidades
Cuando esta clienta nos contactó, su necesidad era clara: tenía una villa espectacular de estilo cortijero moderno, pero la cocina no estaba a la altura. Oscura, desproporcionada y con una distribución que desaprovechaba el potencial del espacio.
El reto era doble: darle luz y vida a la cocina sin romper la estética general de la casa… ni encasillarla. No debía parecer demasiado moderna, pero tampoco caer en el clasicismo previsible que muchas veces exigen este tipo de viviendas.
¿Qué hicimos?
Lo primero fue mirar más allá del plano. ¿Dónde se estaba perdiendo la luz? ¿Qué zonas tenían más potencial? La respuesta estaba justo al lado: el lavadero, situado en la entrada de la casa, recibía toda la luz natural… mientras la cocina quedaba en penumbra.
Nuestra propuesta fue clara: unir lavadero y cocina para transformar la distribución. Al reubicar el lavadero en el sótano, liberamos espacio, ganamos luz y abrimos nuevas posibilidades de diseño.
Materiales que equilibran tradición y modernidad
El gran reto era mantener el alma de la villa sin caer en excesos decorativos. Por eso optamos por una combinación poco común:
- Puertas bajas en roble natural lacado a poro abierto, en tono topo. Con cuarterones y tiradores elegantes para mantener el guiño clásico.
- Puertas altas en laca beige, lisas y sin tiradores, que aportan limpieza visual y un aire más contemporáneo.
- Encimera en porcelánico con vetas suaves, sutil pero sofisticada.
- Campana invisible y luminarias modernas (diseñadas por Illusion) para un acabado limpio y funcional.
- Desayunador oculto con puerta escamoteable, roble natural y mesa extraíble en acero: una solución práctica y estética para ocultar los pequeños electrodomésticos sin renunciar a la comodidad.
El detalle que lo cambia todo
Cuando parecía que todo estaba bajo control… apareció el pilar.
Uno de esos giros inesperados que a veces tienen las reformas: el muro estructural ocultaba un pilar justo en el centro del espacio. Tuvimos que rediseñar la isla para integrarlo sin invadir el flujo del diseño ni estorbar el acceso a la vinoteca.
Soluciones así no vienen en catálogos: vienen del criterio y de la experiencia.
Una cocina que se siente parte de la casa
La clienta lo dijo mejor que nadie:
“Estoy estrenando la cocina, pero gracias al diseño y los colores elegidos parece que venía con la casa.”
Ese era el objetivo. Y lo conseguimos.
Pero también conseguimos algo más: crear un espacio donde ella pudiera estar. Literalmente. Quería una zona de descanso para leer y estar con sus perros. Nuestra propuesta fue un sofá tapizado tipo capitoné, con la estructura a juego con la cocina, perfectamente integrado y funcional. Un pequeño rincón que demuestra que el diseño también puede ser emocional.
“Este tipo de proyectos nos motivan especialmente. Porque no se trata solo de ‘hacer una cocina bonita’, sino de solucionar un problema real. Cuando un cliente viene con una dificultad (en este caso, una cocina desproporcionada, con poca luz y sin estilo definido), para nosotros es el mejor punto de partida. Nos empuja a pensar, proponer y encontrar soluciones reales.”
— Yann, Nova Kitchen Concept